IDENTIDAD 2.0

Todos los que somos usuarios de la World Wide Web hemos observado como a partir de los últimos años el rostro de este espacio virtual ha cambiado, transformándose en un mundo de participación social y colectiva que ha gestado en los individuos y en las organizaciones la necesidad de dotarse de una identidad online, que les permita estar inmersos en una esfera cibersocial sobrepasando las paredes de lo tangible y trascendiendo hasta la red.

Esta evolución social de la 2.0 ha suplantado el modo a través del cual ejecutamos nuestras  interacciones personales, modificando la identidad del sujeto ligada al mundo físico y tangible, dotándolo, a su vez, de una identidad virtual que se puede asemejar, diferenciar e identificar con la real y que caracteriza  a un usuario dentro del ciberespacio. De este modo se entiende que existe un mundo físico y estabilizador, que  provee desde el cuerpo y las circunstancias reales de vida de una definición obligada y conveniente de la identidad, pese a que esta pueda ser compleja y mutable.

Es totalmente posible entonces que en el ciberespacio la construcción de la identidad virtual  no esté expresamente ligada al YO de la vida real, determinando una identidad ambigua, que pudiese gestar  complicaciones en el bienestar emocional del sujeto. Bajo esta óptica es muy común que un usuario en la web se represente a sí mismo como alguien que no es en la realidad, e interactúe con los demás a partir de esta Identidad Virtual que lo pudiese conducir a asumir personajes, manejos emocionales e intelectuales que se corresponden con estos roles ficticios que jamás podrá representar en la vida offline.

Con estos criterios en mente surgen dos interrogantes fundamentales: ¿Qué tanta similitud existe entre mi “identidad virtual” y mi “identidad real”?,  partiremos de la idea de que todo usuario asume una nueva identidad para su participación en el Ciberespacio, ahora bien, esta puede ser total o parcial, la razón fundamental es que al desprendernos de la  actividad corpórea enfocándonos en nuestra actividad virtual mediante la creación de estos espacios y mundos virtuales nos convertimos necesariamente en seres informacionales. A partir de esta premisa se entiende que somos un conjunto de signos y textos impalpables y difusos, mas sin embargo todas estas máscaras del YO estarán vinculadas estrechamente a las necesidades, deseos, limitaciones y búsquedas de su progenitor o creador.

Así mismo, el otro con quien nuestra nueva identidad hará relación también formará parte de esta  concepción virtual sobre mí, puesto que sus interpretaciones acerca de este  nuevo sujeto creado impactarán sobre las simulaciones y realidades que yo construya para el. Según estudios recientes las variables sobre identidad y los alteregos virtuales se pudiesen clasificar de la siguiente manera, considerando los diversos ambientes en línea:
  • Aquellos a los que se les facilita ser ellos mismos en la red, emitir opiniones y definirse como sujeto a diferencia del espacio real.
  • Sujetos que construyen una identidad o identidades totalitarias nuevas y diversas como escapatoria de lo real y medio para subsistir en la red, ya que la vida offlineno les es insuficiente o se presenta como problemática.
  • Usuarios que  construyen identidades parciales, manteniendo algunos rasgos de la realidad.
  • Individuos restrictivos que sólo utilizan la red como medio de información y trabajo cuyas identidades están condicionadas para  satisfacer demandas a conveniencia del bienestar del sujeto (trabajo, salud, educación, entre otras).
  • Sujetos que construyen múltiples identidades parciales o totales, efímeras y circunstanciales sólo para consumir tiempo y divertirse.
  • Personas que comparten excesivamente información personal, sujeta o no a la identidad construida (Fotos, direcciones, teléfono, ocupación) manteniendo arriesgadas comunicaciones online.
Considerando esto, planteemos la segunda interrogante: ¿cuándo una identidad online se convierte en una situación problema?, la adicción al carácter virtual generado desde la de satisfacción con esta nueva identidad, sumado  a la paulatina disolución de las fronteras entre lo tangible y lo virtual,junto a una sensación de rechazo o negación del YO real pudiesen ser la clave de la problemática, la misma se verá manifestada en la puesta en riesgo de su vida offline por permanecer anclado y alimentando al sujeto online, situación que ameritará solución e intervención por parte de un especialista en salud mental, para garantizar la salida del cuadro adictivo y la recuperación de espacios personales.

Estoy totalmente convencida de que el  Internet se ha transformado más que en una herramienta  en un verdadero refugio psicológico para muchos,  abierto a la transformación liberadora, puesto que el usuario puede hablar de sí mismo, reinventarse, crear y recrear su  historia, sea esta real o ficticia, pero siempre útil para conectarse y logar espacios de  apertura interior.

COLUMNA PUBLICADA PARA: WWW.NOTIFALCON.COM

0 comentarios: