BIPOLARIDAD: ENTRE LA MODA Y EL TRASTORNO

Desde que inicié mi vida en el mundo de las redes sociales he notado con especial asombro como muchas personas ligeramente se autodenominan bipolares y es que el trastorno parece haber tomado características de un virus casi tan contagiable como la gripe aviar. Así se observa como cada día se incrementa el número de aquellos que se consideran poseedores de esta patología mental.

La verdad, lejos de las manifestaciones puntuales de algunos y las autoproclamaciones de otros es que la bipolaridad es un trastorno del estado de ánimo que afecta significativamente la vida de las personas que lo padecen. De este modo, la bipolaridad como condición patológica hace que las personas experimenten períodos que fluctúan entre bajas y alzas en su estado anímico. Esta enfermedad mental es sumamente curiosa, puesto que en ella se alternan en una misma persona los dos tonos extremos de la experiencia emocional humana, en donde la alegría y plenitud más intensa se ve interrumpida por la tristeza y la desazón más profundas.

Bajo este esquema, ¿por qué muchas personas se autodenominan bipolares?. En la actualidad las personas piensan que la simple fluctuación en los estados emocionales se considera bipolaridad, de este modo los cambios anímicos  que no se pueden explicar son la causa de que a la ligera muchos comenzaran a diagnosticar erróneamente con dicha condición a quienes presentaban tales signos, basándose simplemente en el cambio abrupto entre a la alegría, tristeza o el mal genio.

De este modo, lo primero que debemos entender para no utilizar el término de manera genérica es que  el ser humano siempre presentará cambios de humor, pues  responde a los estímulos del entorno y también a sus emociones internas y esos cambios de humor no pueden denominarse patológicos a menos que dichos estados de exaltación del ánimo o decremento del mismo duren meses o inclusive años y los mismo sean anormalmente elevados y con excesiva variabilidad, resultando devastadores para la vida de quien los padece, causando una discapacidad que dura toda la vida.

Con este punto de partida trazado, se entiende que la bipolaridad es un trastorno mental, una enfermedad o una condición clínica que refleja en estados de manía o hipomanía, junto con episodios concomitantes o alternantes de depresión.Algo que pareciera caracterizar a la bipolaridad, más allá de la variabilidad en los estados de animo, es  que hay una falta de definición afectiva, es como si se estuviese  internamente en un constante balanceo extremo e intenso y se perdiera la función de nuestra brújula emocional que afecta significativamente nuestra personalidad.

Conocido esto, ¿por qué el trastorno bipolar se ha puesto tan de moda en los últimos 5 años?. Por una parte, los avances recientes en el campo de la epidemiología y la  psicopatología han derivado en un mayor reconocimiento de esta patología, incrementando inclusive las investigaciones en el área de la farmacología que es la clave para el tratamiento de esta condición. Gracias a este hecho es posible hacer diagnósticos más certeros en períodos más cortos e inclusive en edades más tempranas.

Así mismo, muchas personalidades han sido diagnosticadas con esta condición clínica lo que incrementa la curiosidad del público en general por conocer de esta enfermedad que pareciese ser una novedad, cuando realmente data de los referentes griegos a la locura delirante con ánimo exaltado o a la mezcla de esta con la melancolía profunda asociada con la bilis; sin embargo, la dolencia afectiva sigue rodeada de muchos estigmas y desinformación, de allí que los especialistas insisten en que el trastorno no ha sido suficientemente diagnosticado, es decir, que muchos pacientes que realmente padecen el trastorno no han sido reconocidos como tales.

La dificultad en la diagnosis radica, a diferencia de otras patologías, que para el trastorno bipolar no existen pruebas médicas diseñadas para su detección, bien sea por imágenes o por análisis de sangre que faciliten el conocer qué pasa en el cerebro de las personas que sufren los intensos cambios emocionales. Un retardo en el diagnóstico, representará entonces, un fallo en el tratamiento para aminorar los efectos devastadores de esta enfermedad.

Afrontemoslo, el trastorno bipolar sigue siendo un gran desconocido y se usa injustamente para etiquetara aquellos que están deprimidos o que se exaltan y enfadan con facilidad, o inclusive sólo porque ha cambiado de opinión en algo o simplemente porque se desconocen las causas de su estado de animo. Por desgracia, su popularidad ha generado un excesivo despliegue de información que como consecuencia ha desinformado al público en general, gestando gran cantidad de mitos alrededor de su sintomatología, dificultando la atención oportuna y adecuada a aquellos que realmente lo padecen, minimizando sus oportunidades para tener una calidad de vida aceptable. Solo me resta decir en esta entrada, que si sospechas padecer de bipolaridad, lo mejor es acudir a un especialista para su correcto diagnostico, evitando las etiquetas personales o inclusive los referentes vagos que poco generan solución o brindan tratamiento.

COLUMNA PUBLICADA PARA: WWW.NOTIFALCÓN.COM

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