LA VERDAD DE LAS MENTIRAS

Desde niños nos enseñan que mentir no es correcto, que no está bien visto, que es un antivalor, o inclusive y según los patrones de crianza de su hogar, un pecado. Sin embargo, si le pregunto a cualquiera si habitualmente miente, lo más probable es que me diga que no y esto de por si constituye una mentira.

Mentir, en el sentido más crudo de la palabra significa ocultar o manipular la realidad para obtener un beneficio. Desde este punto de vista, utilizar perfumes, maquillarnos o peinarnos de algún modo y vestirnos de acuerdo a la ocasión, entre otros ejemplos, representará un patrón de mentira en el cual el beneficio se traduce en lucir mejor o encajar de algún modo en el macro social.

Bajo estas afirmaciones entendemos que la mentira subyace como patrón habitual de la conducta humana, otorgándole un criterio funcional y operativo a nuestras  vidas que nos permite disimular aspectos menos atractivos inmersos en ella, resultándonos altamente útil. Por ende se puede generalizar:TODOS MENTIMOS, el diferencial es sobre que.

Mentir nos ayuda a sacar ventajas de las situaciones, facilita las relaciones sociales, permite  manipular a otros y hacer amigos. Estudios recientes demuestran que las personas mentirosas obtienen mejores puestos de trabajo y a menudo atraen más a los miembros del sexo opuesto que los más honestos. No obstante, el detalle de la mentira radica en la diferencia entre eso que llamamos  mentira socialmente aceptada o piadosa y aquello definido por algunos autores como mentira engañosa o criminal.

Así, la primera descrita como piadosa, busca ocultar aquello que pone en peligro al otro, protegiéndole de situaciones de riesgo; por su parte, la segunda, definida como engañosa, gira en función de proteger a aquel que miente, e inclusive dañar al otro. Estas diferencias, junto con la frecuencia en el uso de las mismas, pudiese marcar el punto de resquebrajamiento entre esa condición innata y algo recurrente e injustificado que pudiese tomar dimensiones patológicas.

Toda mentira intentará encubrir una verdad que representa un sufrimiento para aquel que la cuenta, por ello, este mecanismo de defensa  crea en algunos sujetos con debilidad emocional la necesidad patológica de falsear la realidad, convirtiéndolos en personas sufrientes presos de su propia ficción y victimas de sus autoengaños.

Hasta lo aquí descrito podemos diferenciar entonces las mentiras que forman parte del repertorio de conductas de supervivencia social y aquellas que surgen como sintomatología de una patología más compleja que responde al nombre de mitomanía. Según los especialistas en salud mental, la mitomanía es un padecimiento psíquico caracterizado por la repetición constante y obsesiva de la mentira.

Dicha patología esta asociada a personalidades compulsivas y su punto de origen se encuentra en un YO debilitado, una baja autoestima, sentimientos de inseguridad y falta de afecto. De este modo queda claro que todos tenemos nuestro mundo basado en ficciones, sin embargo, la persona mitómana  construye un todo social basado en mentiras constantes y exacerbadas.

Ahora bien, ante esta realidad se presentan algunas dudas: ¿Puedo identificar a un mentiroso?, la respuesta es simple: si este está consciente de su mentira y la está construyendo: SI.
 
Algunos autores plantean pequeñas claves basadas en microexpresiones faciales como tocarse la nariz mientras habla, encoger los hombros, desviar la mirada cuando se le preguntan detalles de lo que cuenta,  mostrar nerviosismo y actuar de manera incomoda. Así mismo, la persona que miente, a pesar de poder llegar a tener discursos elaborados presenta inconsistencias en lo que dice y por lo general evita responder preguntas.

Planteados estos argumentos quedan pendientes dos puntos fundamentales, el primero ¿cómo evitar ser víctima de una persona que miente? y el segundo, ¿cómo tratar psicodinamicamente al mentiroso?. Para la primera pregunta, le recomiendo mantenga distancias emocionales respetables con las personas que intentan ingresar a su espacio personal, nunca asuma que sabrá identificar a un mentiroso cuando lo escuche, la clave es rodearse de personas que representen para usted factores de protección y corroborar tanto las historias como los  antecedentes con fuentes de mayor seguridad.

En relación con la segunda interrogante, es importante contar con el apoyo de un profesional en el área de salud mental, que logre confrontar a la persona mitómana terapéuticamente con su realidad y le permita explorar las herramientas de afrontamiento emocional que posee poniéndolas en marcha.

Para cerrar este espacio, resulta evidente que gracias a esta época moderna, los mentirosos han encontrado una nueva panacea y espacios que pudiesen llegar a ser el todo de su existencia, debemos estar atentos a no caer en las redes de aquellos que desde su mundo de fantasía intentan colarse en nuestras vidas. Recuerda TODOS MENTIMOS, la diferencia es el fin de la mentira y la capacidad que tengas para vivir la realidad a pesar de estas.

COLUMNA CREADA PARA: WWW.NOTIFALCON.COM

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