EL COMPLEJO MUNDO DE LOS COMPLEJOS EN LA CAMA

Aunque el sexo no define una relación, es bien sabido que la vida sexual de la pareja  alimenta  la dinámica afectiva y/o sentimental entre ambos. Ser una pareja feliz y satisfecha en la cama, aumenta la confianza, fortalece la unión emocional e incrementa la complicidad entre los dos, eso sumado a que genera en ambos una sensación grande de plenitud y goce. Pero, ¿Qué sucede cuando la vida sexual de la pareja se ve empañada por la aparición de complejos y estos a su vez minimizan el apetito sexual?, ¿qué se esconde realmente detrás de un “apaga la luz” u “hoy no tengo ganas”? en estas líneas explicaremos el complejo mundo de los complejos y su repercusión en la vida sexual de las personas.

Los complejos son una cadena de pensamientos irracionales y percepciones distorsionadas de uno mismo que influyen negativamente y condicionan la vida de las personas, generando a su vez inseguridad y percepción limitada de nuestras capacidades. Los complejos, a su vez son respuestas que nacen en   nuestra mente ante una discapacidad o la percepción de una diferencia con los demás, en oportunidades  pasan desapercibidos por el entorno, y quien los siente tiende a sobredimensionarlos produciendo una sensación psicológica de malestar emocional.

Un gran número de complejos aparece en la infancia y se van reforzado a lo largo de los años, estos están relacionado con presiones del entorno social y comparaciones que surgen en el entorno familiar que, más o menos inconscientemente le atribuyen al niño un modelo de perfección. Los complejos, están directamente relacionados con la autoestima y pueden llegar incluso a impedir disfrutar de determinadas cosas o  limitar nuestros comportamientos. Así mismo, el medio ha influido poderosamente en la creación de ciertos complejos, esto ya que vivimos inmersos en estructuras sociales que han llegado a condicionar nuestra forma  de sentir actuar y pensar, de ellos, la publicidad ha sido el más determinante, puesto que ha gestado  algunos estereotipos en el subconsciente que movilizan en el individuo la necesidad de realizar comparaciones que producirán una conducta tímida o inhibida que de seguro afectará el desempeño de un sujeto en cualquier área, especialmente en el campo de lo sexual

Y es que la publicidad gráfica y la proyección en  los medios de comunicación en general, proyectan una imagen de la sexualidad que en la mayoría de los casos no se corresponde con la realidad, de este modo vemos personas hermosas, con atributos sexuales definidos y favorecedores,  siempre desinhibidos y felices, expertos en lo sexual, despreocupados y desenfrenados; esto ya que estos elementos representan estímulos visuales que generarán respuestas satisfactorias a nivel de la excitación sexual. Sin embargo, en el mundo real, el sexo no es un elemento simple, en primer lugar, para alcanzar una sexualidad placentera, es necesario además de  un cuerpo sano, poseer un estímulo que genere y despierte el deseo, así como hace falta de manera imperativa poseer  una autoimagen que sea satisfactoria para garantizar el sentirse cómodo y ceder a las presiones del encuentro con el cuerpo del otro.

Bajo este concepto momentos en las relaciones sexuales como ocultarse en la oscuridad o evitar la desnudez e inclusive no acariciarse en el juego previo, serán solo un síntoma de que estamos bajo la presencia de complejos, que han surgido como respuesta a sentimientos de inferioridad o percepciones erróneas acerca de nuestro cuerpo, del  desempeño en la cama e ideas de falta de una personalidad seductora o sensual, llegando a influir negativamente en la satisfacción sexual, aspecto importante en la relación.

Desde esta óptica la lista de complejos es muy larga, tan numerosa como el porcentaje de personas que los padecen: el peso, la forma del cuerpo, el tamaño de los miembros sexuales (senos, vulva, pene etc.), la presencia de celulitis o marcas de algún tipo en el cuerpo, el considerarse poco atractivos, el repudio al olor corporal, la vergüenza de las prácticas sexuales, la sensación de poca habilidad en las posiciones durante el sexo, la existencia de vello corporal en algunas áreas, el tomar la iniciativa, la disfunción sexual y la percepción de  incapacidad de complacer a la pareja, entre otras, son algunas de las causas más comunes que se arrastran desde la psiquis hasta la práctica sexual, reprimiendo los comportamientos en este campo tan fundamental de las necesidades y el placer humano.

Según múltiples estudios las mujeres se acomplejan mayoritariamente por la forma su cuerpo, esto bajo el esquema de representarse atractivas para el otro, de este modo, posiciones como estar arriba (jinete) o hacer el tan solicitado estilo perrito (en cuatro) se corresponden con posiciones poco satisfactorias y por ende de menor elección entre las féminas, puesto que afectan la disposición de los senos, la visual del abdomen o incrementa la proyección de las caderas. Por su parte, los hombres  tienen una mayor inclinación a los complejos asociados con el tamaño del miembro y el desempeño sexual (terminar demasiado pronto, no complacer a la pareja, las comparaciones entre otras), estas preocupaciones llegan a ser excesivas al punto de convertirse en una obsesión casi enfermiza que disminuye el deseo sexual o genera problemas de erección.

Es claro entonces que los complejos vienen a afectar las prácticas sexuales de las personas, limitando este acto de placer, y condicionando el goce a posiciones rutinarias en lugares comunes y con pocos niveles de variación, reprimiendo así las fantasías asociadas a este elemento de la vida que nos hace disfrutar plenamente de nuestra pareja. El detalle de los complejos es que  en su mayoría son inconscientes, por ende resulta difícil resolverlos sin ayuda de un profesional, inclusive, tienden a estar tan reprimidos que muy pocas veces se solicita ayuda para librarse de ellos. Así que, querido lector, si tu o tu pareja padecen de algunos complejos  que están afectando el disfrute sexual es hora de eliminarlos del camino, busca ayuda profesional a fin de ir desmantelando estos pensamientos irracionales y erróneos que han generado limitaciones personales. La invitación es a gozar de nuestro cuerpo, bajar las autoexigencias y aumentar la autoestima.


COLUMNA PUBLICADA PARA: WWW.NOTIFALCON.COM

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