LOS 3 PRINCIPALES MITOS DE LA HOMOSEXUALIDAD


Sabemos que vivir con nuestras diferencias en cualquier campo de la vida humana no ha sido fácil, la negativa de aceptar y respetar las diferencias se ha constituido como causal principal de opresión de las garantías del otro durante siglos, ejemplo de ello lo constituyen las personas gays, lesbianas, bisexuales y transgénero que forman parte de tantas familias venezolanas a quienes, pese a los esfuerzos de diversos grupos y organizaciones por la reivindicación de sus derechos, se les sigue considerando como desviados, patológicos o trastornados.
Antes de partir por este camino boscoso y turbulento (teóricamente hablando) iniciemos por definir a la homosexualidad como una preferencia sexual hacia otra persona del mismo sexo, la misma se constituye como una atracción física e inclusive emocional, perfectamente natural ligada a su identidad sexual. Es importante señalar, que dicha preferencia, no obedece a una simple experimentación homosexual, que es común en algún momento de la vida, especialmente en la adolescencia cuando se está identificando y definiendo la orientación sexual que se posee, pudiendo ser heterosexual, homosexual o bisexual.
En esta oportunidad más que debatir si se nace o no con esta preferencia sexual, buscaremos deconstruir  los  tres mitos, falacias y creencias más populares, esos que han nacido desde los prejuicios y se han enraizado en nuestras concepciones acerca del complejo mundo de la homosexualidad.
#1 Mito: LA HOMOSEXUALIDAD ES UNA ENFERMEDAD MENTAL
Aún son muchas las personas que mantienen entre sus argumentos la idea de que ser homosexual es ser un desviado mental, la realidad es que para el año 1973 la Asociación Americana de Psiquiatría (APA por sus siglas en inglés) eliminó el estigma de enfermedad mental que hasta ese momento se manejaba sobre la homosexualidad, ligando este concepto hacia la preferencia sexual o erótica, referida al impulso sexual que hace que la  persona se excite con alguien del otro sexo o una persona del mismo sexo o con ambos. A través de esta acción científica, se determinó que la homosexualidad en sí misma, no implica una dificultad en la estabilidad emocional, en las capacidades sociales o intelectuales de la persona, no impidiendo su juicio ni limitando su capacidad de vida.
#2 Mito: EL HOMBRE HOMOSEXUAL ES AMANERADO Y LA MUJER HOMOSEXUAL “MACHONA”
El hecho de pensar que los homosexuales tienen una preferencia sexual distinta a la esperada para su sexo, lleva a muchos a creer que estos adoptarán los roles y comportamientos asociados al sexo opuesto. Así se cree que todos los hombres homosexuales se comportarán como mujeres (contorneándose, siendo coquetos, maquillándose y etc.) y las mujeres preferirán comportamientos mas bruscos y masculinos. Este pensamiento está intensamente arraigado a nuestra cultura, al punto que en el seno del hogar se “protege” al hijo de lo afeminado evitándole tareas domésticas asumiendo que esas no son cosas de hombres, así como se le evitan a las niñas algunas prácticas deportivas por considerarlas típicas del rol masculino.
Sin embargo, la mayoría de los homosexuales se siente sumamente cómodos con su identidad sexual, comportándose y asumiendo los roles culturalmente definidos para su género, con la diferencia de que eligen parejas de su mismo sexo. Bajo este concepto, las personas que tienen estas ideas estereotipadas asumen que es fácil detectar a los homosexuales, sin embargo, la estadística indica que solo uno de cada diez homosexuales es amanerado o en el caso de las mujeres “machonas”.
Desde este mismo mito, se cree que, en el caso de los hombres, aquel que muestre un rol más masculino cumplirá con un rol más activo en la relación sexual, la realidad es que los estudios indican que un 75% de los homosexuales desempeñan cualquiera de las formas de comportamiento sexual, sin encasillarse en un rol específico.
#3MITO: LOS HOMOSEXUALES SON PROMISCUOS, PERVERSOS Y/O PEDOFILICOS
Este mito esta asociado con la idea de creer que los homosexuales están obsesionados con el sexo, inclusive, muchos justifican estos patrones de creencias adjudicando como causal de la homosexualidad la posibilidad de haber sido violado(a) en edades tempranas. La realidad es que el sexo ocupa el mismo lugar en la vida de hombres y mujeres, sean estos homosexuales, bisexuales o heterosexuales.
De este modo, creer que los homosexuales se excitarán con cualquier persona del mismo sexo, es tan erróneo como pensar que los heterosexuales se excitarían con cualquiera solo porque es del sexo opuesto. Bajo esta premisa se entiende, que para que se de la preferencia sexual hacia alguien, sea del mismo sexo o no, se deben reunir ciertas características que van desde el aspecto físico e intelectual hasta las actitudes, comportamientos y valores, incluyendo como factor imprescindible el hecho de que esta persona se muestre dispuesta a la interacción sexual.
Así mismo, creer que la promiscuidad es exclusiva de gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros  es relativo. Es claro, que  los homosexuales subsisten en una cultura sexual muy definida, esto gracias a las presiones sociales, las cuales  suelen generar ansiedad a la idea de gestar y mantener una relación afectiva duradera al igual que se vive en la heterosexualidad,  cuando la realidad es que las parejas homosexuales en su mayoría viven en la clandestinidad, ya que son asechados por las presiones sociales del medio circundante, esta situación  se presta para los cambios repetitivos de pareja. Sin embargo, la proporción de promiscuidad, monogamia,  poligamia, soltería y celibato es igualitaria para ambas preferencias sexuales.
El prejuicio de la promiscuidad exclusivamente homosexual ha generado un velo de desinformación por desconocimiento, la realidad indica que más del 65% de los casos de infecciones de transmisión sexual son mujeres heterosexuales no promiscuas,  las cuales han sido infectadas por sus parejas en el seno del hogar, de este modo, el caer preso de estos mitos está gestando consecuencias graves en la protección y autopreservación de las personas.
Por su parte, las prácticas sexuales de los homosexuales son muy parecida al sexo heterosexual,  puesto que se llevan a cabo actividades como tocarse, besarse, acariciarse,  frotarse, masturbarse mutuamente,  estimularse de manera oral o genital, penetrarse analmente y etc., estas prácticas no guardan ninguna relación con la perversión, sino que más bien son modos de vivir y experimentar naturalmente la sexualidad.
Finalmente, la mayoría de los homosexuales mantienen relaciones con parejas contemporáneas, y la proporción que busca parejas más jóvenes es relativa al porcentaje de personas heterosexuales que prefieren mantener relaciones con personas de menor edad. Del lado de la patología, la realidad es que el 80% de las violaciones a menores y el 95% del acoso sexual en niños es realizado por un agresor heterosexual.
Como hemos visto hasta el momento, en una búsqueda por desmitificar las creencias populares erróneamente asociadas con la homosexualidad, vivimos en una sociedad cargada de tabúes sexuales y movilizada por la doble moral, aún hay mucha desinformación con respecto al tema, lo que genera dificultad en la aceptación genuina y real de aquellos que se escapan a las normas y las costumbres dictadas por la tradición.
Mi invitación querido lector y estimada lectora es a aceptar las diferencias individuales que nos caracterizan, propiciando un ambiente donde no se juzguen las diversidades ni preferencias sexuales, total, todos sentimos, amamos y disfrutamos de la sexualidad de la misma manera.

0 comentarios: