EL CIBERAMOR Y EL CIBERSEXO

En las columnas previas de IDENTIDAD 2.0 hemos asentado  como desde los últimos 10 años el uso de la World Wide Web como herramienta de trabajo y comunicación ha crecido vertiginosamente, alcanzando cada vez más espacios de interacción personal y enraizándose en el usuario casi al punto de ofertar una segunda vida de carácter cibernético. En este último post, nos sumergiremos en el mundo de la ciberemocionalidad y la cibercorporalidad, desde este nuevo espacio,  caracterizado por la instantaneidad y utopía de cercanía real, que brinda la posibilidad de interactuar y relacionarse con individuos de cualquier lugar del mundo a un solo clic.

El estilo de vida planteado por el mundo de la interacción a través de las redes globales ha incrementado la fragilidad de los vínculos humanos, ya que ha supuesto un modo de relación inmediato, instantáneo y de fácil disolución.La accesibilidad de este estilo de  ciberamor, hace del anonimato la panacea perfecta para que la capa de seguridad y la posibilidad de jugar varios papeles al mismo tiempo acaben con el concepto de relaciones llevándola al campo de las conexiones, perdiendo así el sentido de compromiso y entrega, surgiendo un nuevo modo de situación emocional caracterizada por la idea de la disolución cuando la conexión empiece a ser insostenible para el usuario. De este modo, el amor dentro de  la 2.0 se suma a esta idea de instantaneidad y se abre a un nuevo marco de representación caracterizado por la facilidad a sus accesos y la momentaneidad de sus interacciones.

Este estilo de conexión es la razón por la que el ciberamor surge de manera mucho más acelerada de lo que sucedería una relación en la vida real de un sujeto. Investigaciones han señalado que en la mayoría de los casos no alcanzan el mes de vida, pasando durante ese mes por períodos de emocionalidad intensa y declaraciones de amor que en la vida real parecerían exageradas. Pero, ¿qué hace que el ciberamor sea tan intenso y a la vez tan efímero?. La respuesta es bastante simple, el amor siempre tendrá cierta dosis de autoengaño, sin embargo cuando se trata de aquél que surge a través de la red, puede ser aún mayor, ya que  al no tener a la persona de frente, la frecuencia de la idealización aumenta, acelerando la relación bajo el velo de la “perfección del otro”, dando más peso al sujeto   que queremos creer que existe por sobre el sujeto que realmente está detrás de la pantalla.

Y es que en este nuevo estilo de relaciones acopladas a las tecnologías de la comunicación, se han incrementado los vínculos emocionales potencialmente engañosos, razón por la que cada vez es mayor el número de matrimonios que surgen producto de estas novedosas maneras para conocernos e interactuar y aún mayor  la tasa de divorcios suscitados por estás prácticas.

Páginas para conocerse, páginas para interactuar e inclusive, páginas para ser infieles y tener sexo a distancia son sólo algunas de las ofertas que este catálogo globalizado de la red nos ofrece. Estas nuevas prácticas sociales ligadas a la web han creado nuevos modos de  representación de los sujetos así como de  las relaciones. Y es que la funcionalidad de las aplicaciones y la protección al YO REAL son alguna de las ventajas que este mundo virtual ha detectado para seguirse manteniendo como punta de lanza en el mundo de las relaciones e interacciones usuario a usuario. Desde este aspecto la sexualidad sin cuerpos o cibersexualidad se ha convertido en un fenómeno global que ha generado reacciones casi histéricas en los sujetos.

Para muestra, la masturbación, que despertó tantos detractores  hasta las postrimerías del siglo XX, ha comenzado a mostrar sus virtudes en estas épocas de comunicación e información, donde el  encuentro con el cuerpo del otro parece ser una opción y no una necesidad. Para el imaginario actual, las cosas comienzan a ser diferentes: se goza y se sexualiza con la pantalla erotizada de la PC, con un ser desconocido, que llegado el caso, se puede o no hasta  concertar un encuentro real.

En esta cultura hiperindividualista, el sexo individual se ha vuelto prioritario, la falta de cuerpo, de contacto con la  piel y los  olores del otro, tan característicos del encuentro sexual uno a uno,  hoy es un último peldaño en las interacciones.Por su parte, el chateo se ha convertido en el espacio para drenar  pulsiones masturbatorias donde el autoerotismo parece llamado a convertirse en la menos riesgosa de las prácticasde satisfacción sexual, ya que no produce hijos indeseados, no contagia virus y no se genera el peso emocional y social de todas las obligaciones que exige el mantenimiento de una pareja real.

Ya para cerrar,el amor en los tiempos de Internet, ligado a este nuevo sujeto tecno-sexual, está hecho de fugacidad, convirtiendo al enigma del sexo  particular de cada sujeto en un común, transformando en hábitos prácticas de liberación sexual, que ocultan el temor al encuentro con el propio cuerpo y el del otro. La recomendación es a la protección emocional y física, puesto que como usuarios de estas redes no sabemos que se oculta tras el velo de una IDENTIDAD 2.0 y hace vida del otro lado de la pantalla.

COLUMNA CREADA PARA: WWW.NOTIFALCON.COM

0 comentarios: